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STRINDBERG

Tranquilamente evitábamos que la procesión de muertos ingresara en nuestra casa, de a uno, los tomábamos por los hombros y con suavidad les torcíamos el rumbo.

A cierta distancia del punto en que defendíamos la propiedad, uno de ellos se detuvo y gritó:

– ¡El que ve a su doble es que va a morir!

Lo observé desconcertado, intentando descifrar de quién se trataba. No lo reconocí.

ELECCIÓN

Una extensa fila de personas daba vuelta la esquina. Enfrentábamos la amputación obligatoria. Nadie comprendía muy bien la situación del país pero los dirigentes se habían convencido de que se tratada de la solución adecuada. Pocos policías, todos amputados, vigilaban la fila.

A pesar de todo la elección era personal. Uno podía decidir perder un brazo o una pierna. No estábamos felices pero sí tranquilos. Siempre tranquiliza la posibilidad de elegir.

SECCIONAL PRIMERA

Tengo que estudiar historia del arte, tengo que mirar fotos, seleccionar fotos, escribir cuentos inspirados en las fotos, conseguir alguien que me preste una factura, facturar por doscientos pesos con una factura prestada, tengo que salir esta noche a hacer ejercicio por segunda vez, tengo que caminar, correr, hacer abdominales, espinales, tengo que hidratarme después de hacer ejercicio, tengo que sacar al perro imaginario que me ladra desde el balcón, tengo que dejar de imaginarme que mi departamento tiene un balcón para poder dejar de imaginarme que en dicho balcón hay un perro que ladra y así ya no tener que preocuparme por sacarlo, tengo que caerle bien a mi amigo imaginario que no me soporta y es violento, tengo que obtener una certificado de buena salud otorgado por un organismo público, tengo que obtener un certificado de domicilio actualizado, tengo que conseguir dos testigos para mi certificado de domicilio porque mi domicilio legal no queda en esta provincia, no tengo que votar por la reforma de la constitución provincial porque mi domicilio legal no queda en esta provincia.

Sería más simple votar que conseguir dos testigos y obtener mi certificado de domicilio, los policías tienen mala onda.

SUBVERSIÓN

La versión de la realidad es acotada, fija y preestablecida en la pajarera.

Cada cierto tiempo algún pajarito escuálido e inconformista se escapa entre dos barrotes y se esconde debajo de la gran jaula. Allí, donde su antigua morada le tapa el sol, el pajarito modifica su esencia, o la descubre, y se dedica a observar a sus pares, encerrados, durante la noche y a si mismo durante el día.

Las jornadas de observación se suceden y el ave se percata de que a la realidad no se la puede explicar a través de unas cuantas fórmulas rígidas. Esta revelación lo perturba y modifica su visión de las cosas, su conducta y su lenguaje. Lo transforma.

A partir de entonces  se dedica durante años a crear un sistema de fórmulas que expliquen que la realidad no puede ser explicada por un sistema de fórmulas. Asentándose en su sistema, en su nueva visión, forma su propia versión, asolado por la ceguera y el frío, en la oscuridad que lo domina todo bajo la jaula.

Arrebatado por una pasión arriesga su vida y su libertad. Intenta por todos los medios transmitir su visión, sus arcanos, a las aves que todavía habitan la pajarera, pero la mayoría de las veces ninguno lo entiende. En la jaula hablan otro idioma y hay tanta luz que los pajaritos se encandilan.