STRINDBERG

Tranquilamente evitábamos que la procesión de muertos ingresara en nuestra casa, de a uno, los tomábamos por los hombros y con suavidad les torcíamos el rumbo.

A cierta distancia del punto en que defendíamos la propiedad, uno de ellos se detuvo y gritó:

– ¡El que ve a su doble es que va a morir!

Lo observé desconcertado, intentando descifrar de quién se trataba. No lo reconocí.

Un pensamiento en “STRINDBERG

  1. Fernanda dice:

    Doppelganger. Genial.

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